IMPORTANTE
Se ha vuelto a revisar la lista porque hubo una repetición en una de las participaciones. Esperemos que esté todo correcto ahora, si no es así avisad para modificarlo.
Antes de nada tengo que dar un tirón de orejas a más de uno. Creo que en las bases se dejaba bien claro cómo y cuándo había que enviar los textos, y que no se aceptarían los correos que no llegasen claros o fuera de fecha... Pues no solo han llegado textos varios días antes de fecha sino que más de uno ha llegado sin firmar, con el texto adjunto en lugar de en el cuerpo del correo y mil historias más. Si se establecen ciertas normas es precisamente para evitar errores y facilitarnos la organización de los ejercicios a los coordinadores. Por esta vez voy a pasar la mano, se han aceptado todos los ejercicios recibidos, pero si hay algún error ¡se sienteeee! XD
Os recuerdo las normas del ejercicio. En base al fragmento que os haya tocado tendréis que desarrollar vuestro relato, respetando íntegramente el texto de encabezado del otro autor (lo único que podréis cambiar, en el caso de que suceda, son las posibles erratas, pero no podréis cambiar palabras ni frases).
Vamos al lío:
Para Daniel
"El olor a mar embota los sentidos. Una playa desierta, con los primeros albores despuntando el amanecer, el silencio roto sólo por el romper de las olas en la orilla de forma constante, incesante. No hay apenas nubes que priven a los ojos de la magnífica vista de un cielo claro y anaranjado que anuncia la llegada de un nuevo día. La arena está húmeda debido a la reciente crecida de la marea y al refrescar de la noche. No hace frío, pero la brisa matutina sopla a través de la escena."
De Marta Ramírez
Para Nina Benedetta
Caminaba por el borde del acantilado a paso ligero, le gustaba llevar su suerte al límite. Sabía que la más leve pisada en falso, e incluso cualquier ráfaga de viento, podría ser el fin. Por eso era tan divertido.
-Arturo, ¡aléjate de ahí! -exclamó una voz a sus espaldas. Era María, su mejor amiga, la única persona capaz de hacerle entrar en razón cuando le daban sus ataques de temeridad. Pero ahora se había enterado de que ella había empezado a salir con Juan y sintió el impulso de dejar de hacer caso a lo que ella dijera.
De Déborah F. Muñoz
Para Karuna
Sólo se oían mis acelerados tacones cuando conseguí armarme de valor y abandonar la oficina. Se olía mi miedo, mi temor ante alguna pregunta indiscreta pero aguanté la respiración y me apresuré a salir antes de que nadie se diese cuenta. Necesitaba aire fresco…¡YA¡
De Cloe Uma
Para Déborah F. Muñoz
Estaba segura de que su esposo no lo notaría, después de todo, se había empeñado demasiado en ocultar esas cartas. Estaba confiado en que ella no las encontraría jamás, que no las releería y que, en consecuencia, jamás brotaría de nuevo en su corazón la llama de su intrincado amor.
Carlo le mostró una cara falsa para ofrecerle su ayuda, y Elisa no se había dado cuenta de que solo se ayudaba a sí mismo. Depositó en sus manos el amor que ella sentía por Ángel. Y ahora lloraba al notar que esas cartas nunca habían sido entregadas.
De Nina Benedetta
Para Marta Ramirez
En astillero dos trabajadores están en la bodega de un inmenso carguero, a medio reparar una avería en el entrecuerpo del buque. No los puede ver nadie pues están entre las dos mamparas, así que se sientan, sacan unos bocadillos y desayunan. Antes de emprender de nuevo el trabajo, uno de ellos saca una baraja de cartas y propone una partida de mus...
De Daniel
Para AngieL12
"Calíope atravesaba el cielo sobre su caballo alado. Grandiosa, imperturbable, con la seguridad que dan cientos de victorias en el campo de batalla. No era una diosa, más bien sabía que alguna deidad le tenía envidia por ser tan bella como fiera. Su ejército luchaba enfebrecido contra las tropas de Tritón, sedientos de las recompensas que esperaban tras la batalla. Y es que ella era una capitana muy complaciente.
Descendió apretando en el lomo a su corcel, y fue entonces cuando lo vio. La ira hizo mella en su cuerpo y cayó en picado hacia allí."
De Hada Fitipaldi
Para Cristina
"El hombre del abrigo verde se enderezó y un destello fugaz centró mi atención en el filo del cuchillo que empuñaba.
Me levanté con mucho esfuerzo. Sentía un dolor punzante en el pecho y era consciente de estar sangrando por una o varias heridas, pero en ese momento no tenía tiempo para entrar en detalles sobre mi salud. No si quería sobrevivir.
El hombre de verde, impoluto, se acercó con pasos rápidos y blandió el cuchillo, que pasó silbando ante mi nariz. Sentí su aliento de fresa en mi cara cuando aproveché el impulso y me arrojé sobre él."
De Maga DeLin
Para Stefy
Pedro que tiene un perro muy grande, tan grande que pesa setenta kilos. El perro es un San Bernardo precioso, simpático e inteligente; siempre está meneando la cola y cuando te ve y te reconoce se le nota en la cara. Te chupa y restriega su cabeza por tu pierna que da gusto, ni fuerte ni floja. Cuida de la casa, no deja pelo en los sillones, no se mea ni caga en casa. Bueno una delicia de perro, pero tiene un gran defecto.
De Felix1
Para Inna Franco
“La noche caía implacable sobre la cuidad, con un viento gélido que recorría las pisadas de quienes se atrevían a desafiarla y un cielo sin luna, iluminado sólo por las estrellas, las cuales eran opacadas con las luces de la cuidad.
Caminaba cuidadosa, intentando escuchar cada paso tras ella, se subió el cuello de la gabardina para ocultar mejor su rostro, no quería pensar en las consecuencias de que llegaran siquiera a sospechar que era ella quién llevaba aquella preciosa mercancía…”
De Catapzia
Para Ann
¿Cómo habían llegado a aquella situación? ¿Cómo no se habían dado cuenta de nada?
La suya era una aldea próspera, la más poderosa y avanzada de toda la isla. Su tecnología era superior a la del resto. Su dominio de la naturaleza, su capacidad de aprovechar los recursos, su industria y sus conocimientos eran los más avanzados; pero no sabían como encontrar una solución a aquel problema.
Hacía miles de años que aquella isla estaba habitada por su especie. Nadie sabía de donde habían venido, no existían datos de ello, pero el hecho era que no podían escapar de allí.
De Ibso
Para Erzengel
Miró hacía abajo, conteniendo la respiración. Aún no se explicaba cómo había permitido que las cosas se salieran de control. Estaba tan enceguecido por demostrar su teoría que no le importó transgredir las leyes naturales, tampoco las del hombre. No sabía lo que le esperaba a la humanidad ahora que todo se había desatado. El mundo pasó a ser, literalmente hablando, un ser vivo capaz de arrasar con todo organismo viviente que constituyera una amenaza para el nuevo ecosistema. A tal punto llegamos con nuestras acciones que todo lo que conocimos una vez estaba a punto de desaparecer.
De Patricia O. (Patokata)
Para Bess
Él esperaba bajo el puente. Una linterna sorda contribuía a disipar un poco la oscuridad, pero la noche era cerrada; ni siquiera las estrellas brillaban en el cielo. A lo lejos, se escuchaba el ulular de las lechuzas y, todavía más retirada aún, la bocina de un tren rompía con la calma nocturna.
Aquellos ruidos, aunque distantes, lo ponían nervioso. La luz temblaba en su mano mientras sus ojos iban de un lado a otro tratando de escudriñar la noche.
De Ichabod Kag
Para Patricia O.
Dos amigos que están enamorados de la misma chica y no se animan a confesar sus emociones por temor a pelearse entre sí.
Todo comienza con una charla entre ambos en el parque y nada terminará como podrían imaginar.
De Erzengel
Para Cloe Uma
"El día más inolvidable de mi vida sucedió cuando estaba por terminar mi cuarto semestre en el bachiller. Todo comenzó cuando curioseaba por la ventana del autobús escolar un pequeño paisaje rodeado por unos caballos que trotaban en círculos alrededor de un establo de vacas.
Los rayos del sol que traspasaban por la ventana otorgaban a mis ojos el poder de crear figuras extrañas de colores rodando en los matorrales que no dejaba de observar. Era tan divertido hasta que mi piel erizada por el aire acondicionado me obligó a sacar el cobertor de la mochila para cubrirme como momia."
De Karuna
Para Osnolasaga
Sara sintió una mano sobre el hombre y volteó con brusquedad. La calle estaba oscura, faltaban varios metros para encontrarse al fin bajo el aro de luz del único farol encendido.
El hombre que la había detenido era alto, mucho más que ella. Sus hombros anchos no le permitían ver más allá de él. Llevaba una capucha en la cabeza y su rostro estaba sumido en las sombras. Pero Sara no necesitó verlo dos veces para reconocer al mismo hombre que había descubierto observándola horas atrás, en el estacionamiento del mercado.
De Ellora James
Para Felix1
Plena noche, la oscuridad era casi absoluta de no ser por la mísera farola de la esquina que estaba a punto de cruzar. Ni siquiera la luna estaba allí para romper la oscuridad que bañaba las calles. Sus zapatos de tacón avanzaban velozmente por la calle adoquinada, el sobretodo negro que llevaba puesto no era suficiente abrigo para la solitaria y fría noche. Todo parecía demasiado tranquilo, salvo por el andar de aquella mujer. Pero una noche tranquila y oscura rara vez traía algo bueno. Y esa noche no parecía una ser una excepción para aquella desafortunada mujer.
De Stefy
Para Dragón Rosa
Recuerdo cuando llegaron en primavera, a la vez que las aves zancudas que se quedan a vivir en las salinas. Ellos también trajeron hombres que caminaban con zancos y cabezudos que asustaban a los niños pequeños. A mí lo que más me gustó al principio fueron las fieras; yo que nunca había visto a leones y tigres de cerca, me quedé petrificada cuando uno de ellos se levantó en su jaula y se giró para mirarme; de repente, me entraron ganas de hacer pis, y tuve que ir corriendo al bosque de pinos enanos que hay junto al camino de tierra...
De Ofelia
Para Ofelia
Volví a ver el papelito que me trajo hasta aquí, un pequeño y viejo pedazo de pergamino, con bordes irregulares. No me imagine que en medio de esta conglomerada calle de comerciantes, exista una linda cafetería.
Aun no se que es lo que me impulso seguir las instrucciones de las elegantes letras. Pero me ha llamado mucho la atención la exactitud de la fecha y hora.
De Dragón Rosa
Para Ichabod Kag
El filo de metal acarició tentativamente su cuello. Abrió los ojos sobresaltada, dejando escapar un jadeo. Se hubiese caído al suelo si no fuese por los fuertes brazos que le asían. Oyó una risa cruel cerca del oído. Notó su cálido aliento rozando su oreja, sus labios acariciando su mejilla. El cuchillo punzó su piel, amenazante. Ella no preguntó por qué. No preguntó cuándo.
Sin embargo no podía quedarse callada, no cuando tenía el beso de Judas aún quemando sobre la piel.
De Bess
Para Ellora James
"Las balas volaban a ambos lados de la barricada de la Gran Vía; todos nos encontrábamos parapetados contra el muro de coches para protegernos antes de volver a atacar con toda nuestra munición.
A mí lado, cubriéndome mientras recargaba mi arma, estaba él protegiéndonos a los dos y a nuestra causa. Nunca, en mis veintidós años de vida, hubiera imaginado que mi ídolo musical luchara codo con codo junto a mí para defender nuestra ciudad de esta invasión enemiga. No daríamos ni un paso atrás."
De Osnolasaga
Para Virgil Phoenix
"Una mujer abofetea a un hombre inconsciente, quizá muerto. Resultaría sumamente preocupante para los testigos con un mínimo de empatía, si es que hubiera testigos y ninguno de ellos estuviera pensando en la
lluvia de palomas de colores neon de las que tampoco se sabe si están muertas o no."
De Tania Yesivell
Para Willowgreen
Se giró cuando pasó a su lado y se quedó mirándola fijamente mientras ella continuaba caminando. Su cara le sonaba de algo, pero no sabía exactamente de qué. ¿De qué podía ser? Había tenido que verla en algún lugar antes. Sí, esos ojos azules le eran familiares, había visto en algún lugar aquella tonalidad gris en ellos. Se había encontrado con ellos previamente, antes de volverlos a ver paseando por aquella calle. Pero no eran sólo sus ojos, su cabello castaño también le era familiar. Sabía que en algún lugar de su memoria conocía su nombre, pero no lo recordaba.
De Antonio V. García
Para Maga Delin
Mis ojos cerrados. Un suspiro a mi derecha, un crujido a mi izquierda. El olor a moho y a humedad inundaba la habitación. Mi cabeza daba vueltas y temía que si abría los ojos, la escena que me iba a encontrar no me iba a gustar. Me volví valiente y moví mis manos notando que estaban fuertemente atadas. Abrí los ojos. Oscuridad. Supe de inmediato que una venda tapaba mis ojos. Mi aliento se volvió pesado y traté de sentarme sobre el duro suelo en el que me encontraba.
De Cristina
Para Catapzia
Se había enamorado profundamente de una persona de la cual ni siquiera había visto una foto. Presentía que él también de ella, pero se encontraban uno en cada punta del mundo… Sin olvidar que ambos estaban casados…
De Inna Franco
Para Ibso
A pesar de que el sol se había alzado hace unas horas, la Casa aún seguía a oscura y fría como en la madrugada, desafiando al astro rey, que reinaba en todas partes menos en la Casa. La Casa, con mayúscula porque el edificio una planta, abandonado a merced del tiempo y el olvido, no se dejaba olvidar. Nadie sabía con certeza. Un día los dueños estaban, al siguiente se fueron, llevándose todas sus pertenecías. Menos la Casa. Nadie volvió por ella. Pasaron los años y el tiempo la fue masticando, pero jamás pudo tragarla.
De Ann
Para D.H. Araya
Baje del avión a las nueve de la mañana en punto, mi tía Samantha aún no llegaba, aunque no estaba segura de eso porque tenía mucho tiempo de no verla y quizá no podría reconocerla entre la multitud. Decidí quedarme inmóvil en el lugar donde estaba parada, sostenía un pequeño letrero con mi nombre, pero nadie se detuvo por un largo rato, las personas que iban y venían me esquivaban sin siquiera mirarme. Esto es la ciudad.
De Maria Od
Para Hada Fitipaldi
Me detuve un minuto mientras respiraba con dificultad. Miré el bazar con un mareo febril, y como un golpe, el olor del lugar me invadió, sentí todo tipo olores picantes con una combinación de tierra y sudor, al parecer sólo yo lo notaba. Me concentré y busqué con la mirada esperando encontrarla, su vestido era rojo, fácilmente confundible con el otro millar de tonos iguales que alcanzaban mi vista. Estaba seguro de que si no la encontraba en ese instante, no la volvería a ver. La idea sola fue peor que la batalla de voces y gritos a mi alrededor.
De AngieL12
Para María Od.
La sangre se escurría por la alcantarilla sin que pudiera hacer algo, había llegado tarde otra vez, como cada una de las veces anteriores a esta. El hombre de sombrero pequeño y gabardina larga se apoyó en la pared y sacó un cigarrillo de su abrigo, lo encendió mientras observaba el cuerpo delante de sí. Por el rabillo de sus ojos observó las luces de la patrulla de policía acercarse, ellos también llegaron tarde, a pesar de que el asesino les había dado una pista mucho antes que a él.
De D.H. Araya
Para Tania Yesivell
La joven se encerraba en su habitación e intentaba comprender en silencio. Los recuerdos naufragaban en su mente y cada vez le era más difícil ponerlos en orden. No había hablado con nadie al respecto, temía lo que pudiesen pensar. No confiaba en nadie, por lo que prefería cargar con todo por sí misma, pero comenzaba a derrumbarse.
Cubrió sus ojos con las manos y se mordió el labio inferior. No podía soportarlo más, los fantasmas le perseguían. Estaba muriendo, poco a poco, todo se desvanecía. Intentó tranquilizarse recordando los buenos tiempos que solía pasar en la cabaña.
De Virgil Phoenix
Para Antonio V. García
"En un día de vernano, una chica pasea por la orilla de un lago y encuentra una botella de cristal con un barco de madera dentro".
De Willowgreen